4 lecciones que aprendí al ganar el bronce en los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos son una experiencia intensa. En un momento estás en la cima del mundo y al siguiente puedes sentir que tus sueños olímpicos se alejan de ti. Ganar o perder, competir en los Juegos Olímpicos es una de las experiencias más humildes que puede vivir cualquier atleta. Por suerte para mí, tuve un programa de entrenamiento impresionante, un gran equipo y algunos buenos amigos que me levantaron cuando más lo necesitaba. Con un poco de suerte y algo de fortuna, acabé con una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río en lugar de una de plata o de oro. Aunque me hubiera gustado ganar el oro, fue una experiencia increíble que me hizo crecer como atleta y como persona. Aunque no hay garantía de que nada salga siempre bien, hay varias cosas que me ayudaron a conseguir la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río. Estas lecciones pueden ayudar a cualquier atleta a ganar más medallas en futuras competiciones, así como a lidiar mejor con las pérdidas para no acabar como yo más pronto que tarde. Estas son las 4 lecciones importantes que aprendí al ganar el bronce en los Juegos Olímpicos

Entrena con el objetivo de la excelencia, no de la perfección.

Lo más difícil de hacer en cualquier deporte es entrenar constantemente hasta la excelencia. Habrá días en los que sientas que estás completamente fuera de juego y que nunca podrás volver a la pista. Si te comparas constantemente con los demás deportistas y su nivel de excelencia, acabarás estresado y decepcionado contigo mismo. Cuando me entrenaba para las Olimpiadas, pensaba constantemente en lo mejor que debería haber sido. Quería ser la mejor del mundo y eso me llevó a perseguir constantemente la perfección, que es algo que nunca podemos alcanzar. Mi entrenador siempre me decía que me entrenara con el objetivo de ser el mejor que pueda ser, no el mejor que pueda ser nunca. Creo que ese es un objetivo mucho más productivo para un atleta. Acabé cosechando los beneficios de entrenar de esta manera. Cuando competí, pude centrarme en competir lo mejor posible en lugar de entrenar en exceso y preocuparme por el resultado que debería haber obtenido.

El trabajo en equipo es la clave del éxito

En hockey, mi equipo había ganado medallas de plata en los últimos 4 Juegos Olímpicos, pero no habíamos ganado una medalla de oro desde Turín. Éramos uno de los mejores equipos del mundo, así que éramos un gran objetivo a batir para los demás países. Habíamos sido eliminados en el round robin en las dos últimas Olimpiadas, pero habíamos llegado a la ronda de medallas en Río. Fue una forma dura de terminar los Juegos Olímpicos, pero sabíamos que éramos un equipo muy bueno y que habíamos hecho todo lo posible. Entrenando con nuestro objetivo de trabajo en equipo y no de perfección, habíamos creado ese fuerte vínculo entre compañeros de equipo en el camino hacia las Olimpiadas. Habíamos pasado por muchas adversidades juntos, tanto como equipo como individualmente, y creo que éramos más fuertes por ello. Creo que este vínculo más fuerte nos ayudó a perseverar cuando nos enfrentamos a resultados difíciles en el round robin. Cuando tuvimos que volver a enfrentarnos a nuestra némesis del round robin, tuvimos un fuerte sentido de propósito y fuimos capaces de sacar la victoria para pasar a la ronda de medallas.

Ser inteligente cuando se entrena con un entrenador

Había trabajado con mi actual entrenador, Mark, desde el instituto, pero nunca habíamos llegado a conocernos realmente. Cuando llegamos a las Olimpiadas, tuvimos una semana para conocernos y crear la química necesaria para empujarnos mutuamente al siguiente nivel. Por suerte, nos respetábamos mucho mutuamente, así que no necesitamos mucho tiempo para ponernos de acuerdo. Una de las principales razones por las que pudimos tener una relación tan sólida tan rápidamente fue que yo había entrenado con el compañero de Mark, Jason, en el pasado. Jason fue medalla de plata olímpica y me había entrenado durante un año, así que ya conocía mucho de su estilo de entrenamiento. Nos dimos cuenta rápidamente de que teníamos que lanzar más fuerte y más a menudo que antes para que nuestro entrenamiento fuera eficaz. Fue un ejemplo perfecto de trabajar de forma más inteligente y no sólo más fuerte. Pudimos ajustar nuestro entrenamiento, trabajar de forma más inteligente y seguir obteniendo grandes resultados.

No des nada por sentado

Cuando era un joven patinador, mi entrenador me decía constantemente que me asegurara de no perder ninguna de las pequeñas cosas que me llevaban a los éxitos. Es fácil decirlo, pero es mucho más difícil hacerlo. Es fácil dejarse llevar por la emoción de una competición y tratar de rendir a un nivel más alto que nunca. Cuando intentamos ser lo mejor que podemos ser y perseguir la excelencia, a veces es un listón demasiado alto para nosotros mismos. Tenemos que asegurarnos de no dejar que nuestras expectativas se salgan de control. Ese es el peligro de intentar ser el mejor del mundo. Cuando nos acercamos al extremo inferior de ese espectro, es fácil dejarse llevar por el momento y olvidarse de las pequeñas cosas que nos han traído hasta aquí en primer lugar. Aunque estamos aquí por la experiencia y el reto de ganar una medalla, tenemos que asegurarnos de no perder de vista nuestros objetivos originales. Mi entrenador me recordaba constantemente que no perdiera de vista las pequeñas cosas que me habían traído hasta aquí. Fuimos capaces de mantener la concentración y no caer en la tentación de ir demasiado lejos.

Conclusión

Ganar una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos es una experiencia increíble, pero puede ser mucho más difícil que ganar una medalla de plata o de oro. Aunque es un honor salir con una medalla de bronce, también es una gran oportunidad para aprender algunas lecciones importantes. Asegúrate de entrenar con el objetivo de la excelencia, no de la perfección. Esto te permitirá centrarte en rendir al máximo de tu capacidad, sin dejar de exprimir hasta la última gota de potencial. El trabajo en equipo es la clave del éxito en cualquier deporte, así que asegúrate de que estás construyendo ese fuerte vínculo entre tus compañeros de equipo. No des nada por sentado es una lección importante que debe aprender cualquier deportista. Esto te permitirá mantener la concentración y no dejarte atrapar por intentar ir demasiado lejos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *